Emoción presa, sentimiento contenido, diálogo interno con tristeza, culpabilidad, rencor, impotencia…, diálogo no controlado a lo largo del tiempo, pueden hacernos mucho daño físicamente.
El
primer paso siempre es darnos cuenta de que algo no nos está haciendo ningún
bien, tomar consciencia. En este momento, ya podemos estar atentos a nosotros mismos
e intentar tomar medidas.
La
consciencia, nos lleva a la atención. La atención nos lleva a la acción. Si
estamos atentos y nos viene un pensamiento nocivo, podemos decidir simplemente
dejarle pasar, que no se quede en nosotros. Con un pequeño control diario, los
malos diálogos, no tendrán cabida en nuestro interior. Sólo hay que dejarlos
pasar y pensar “ahora no, gracias”. Pronto donde ponemos la atención se pondrá
el hábito.
A
través de la repetición es como logramos incorporar lo que deseamos.
Os
puedo asegurar que no es fácil, pero si posible.
Imagina
que sales a la calle y te encuentras a un conocido, le saludas y ni te
contesta. Entonces internamente empiezas a pensar, pues será maleducado, otro
día ni le saludo, qué se habrá creído?.......Este malestar te puede seguir todo
el día.
Pero
si estás en modo atención, entonces piensas tal vez ni me ha visto porque tenía
la cabeza en otro lado, o quizás tiene algún problema. Lo dejas pasar y continúas
con tu día.
Nadie
mejor que tú para saber si algún pensamiento, alguna emoción te está haciendo
daño.
En
esta ocasión hablaremos del cáncer de pulmón. Merece la pena que si te
identificas con algún síntoma tomes medidas, realices cambios, no te dejes
llevar.
Hay una situación en mi vida que me roe por dentro y me
da la sensación que me muero. Quizás es después de una separación o un divorcio,
de la muerte de un ser querido, de la pérdida de un empleo. De hecho, toda
situación, que para mi representa,
consciente o inconscientemente, mi razón de vivir. Cuando desaparece mi
razón de vivir o si tengo miedo que desaparezca, esto pone en evidencia que la
otra posibilidad que a mí se me representa es, en cierto modo, la muerte.
Entonces, ¿qué hay de relación que se hace entre los fumadores y el cáncer de los
pulmones?
Cuando fumo pongo un velo sobre emociones que me molestan
y que me impiden vivir. Al no resolver el conflicto, éste puede crecer en mí al
punto de hacerme desarrollar un cáncer de pulmón. Entonces debo aceptar la vida
y pensar que con cada inspiración y expiración, es la vida que circula en mí mediante el aire que
respiro. Decido que quiero vivir más allá de mis miedos y que la vida merece
ser vivida, que merezco vivir.
No
hay que olvidar, que lo que dice este Diccionario sólo es válido si tú te
identificas y te puede aportar luz.
En
ocasiones es difícil hacerlo solos. Pedir ayuda, es importante.
Quedo
a vuestra disposición, como coach para la salud, para posibles dudas o
sugerencias sobre el artículo de la siguiente dolencia (c.hidalgo27@hotmail.com).