Increíble
nuestro mundo.
Paseas por la
calle y ves caras diferentes, no hay dos iguales. Cada persona es en sí un
mundo, y eso sólo mirando, poniendo los
ojos en lo que se ve.
El interior ni
te cuento. Cada uno con sus experiencias, sus creencias, sus circunstancias,
sus genes, su crecimiento personal y sus propias barreras, algunas conscientes
y otras por necesidad para sobrevivir, su propia gestión de emociones, sus
miedos y sus alegrías, sus preocupaciones, sus necesidades, sus objetivos, su
propio diálogo interno, su querer ser o su conformismo, su adaptación al
entorno.
En realidad
todos estamos solos pero necesitamos relacionarnos con los demás. Queremos
compartir, dar y recibir. Nuestras creencias se han formado a nuestro
alrededor, lo que hemos visto, lo que hemos asumida por bueno sin llegar a
dudarlo, o por malo, sin plantearnos si realmente lo era. Por imitación cuando éramos
niños, por beber de lo que hemos recibido al nacer. Nuestra imagen del mundo
era la persona que nos cuidaba, sentíamos como ella, nos fundíamos en ella.
Ella era todo, para lo bueno y lo mejorable.
Sin embargo en
el mundo no estamos solos y siguen pasando sucesos muy fuertes a la vuelta de
la esquina, creyendo que a nosotros no nos llegará.
Qué ocurre?
Estamos en el mundo pero nos creamos un chiringuito de seguridad donde no nos
afecte lo que ocurre. Hoy mueren personas en una guerra de un país cercano, se
trata como un número de víctimas y detrás de cada número hay una persona, se
invade la libertad ajena, hay países en los que la vida no vale nada y se tiene
asumido. Mujeres que no pueden serlo porque se lo roban al nacer.
Todo esto y más
somos capaces de verlo en un telediario y ni inmutarnos, luego sólo se hablará
del nuevo fichaje de futbol.
Todo esto y más
solo lo pensamos en momentos de bajada, porque en realidad no hemos logrado
digerir que el hombre tenga años de evolución y la historia se repita.
Quiero creer en
el hombre. Por qué la raza humana sigue siendo agresiva, egoísta, invasiva?. El
poder llama a algunas personas y les ciega, pero luego hay un gran rebaño de
borregos que le siguen. No se puede vivir con el odio, te transformas en una
bestia, son emociones que cuando llegan no deben calar, solo pasar.
En muchas
ocasiones pienso si hay solución a todo este error y tengo muy claro que en el
momento actual no lo hay pero si podría haberlo en el futuro.
Es necesario
modificar la educación desde la más tierna infancia. Hay que dar herramientas
para vivir en sociedad. Es necesario estimular a los niños con inteligencia
emocional y social, sacar el potencial de cada niño con estudio individual,
aprender a vivir en sociedad y que los valores sean una base. Ellos son el
futuro y los que pueden cambiar el mundo. Ellos deben aprender a VIVIR, en
ellos está la esperanza de poner un poco de cabeza y corazón a esta locura
actual.
Este es el
mensaje que me gustaría mandar.
Carmen Hidalgo.
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