La
neurociencia ha demostrado que lo que cuenta no es el número de neuronas, sino
el número de conexiones. Cuanto más se aprende y más experiencias estimulantes
se disfrutan, más vínculos establecen las neuronas entre ellas y el cerebro
aumenta su rendimiento. Nunca es tarde para empezar a construir nuevas
conexiones y todos podemos.
Con
la física cuántica vamos más lejos. Las conexiones no sólo se forman dentro de
nuestro cerebro sino que todos estamos conectados.
Os
voy a poner un ejemplo, dentro de Reiki, técnica que equilibra cuerpo y mente a
través de la Energía, se puede mandar energía a distancia a otra persona que no
es necesario conocer, esto se enseña a partir del segundo nivel.
Simplemente
con la intención tú puedes mandar energía a otra persona, y llega.
He
tenido el privilegio de ir a un taller impartido por Ana María Oliva, basado en
su libro “lo que tu luz dice”.
Ana
María es ingeniera industrial, máster en Ingeniería Biomédica y doctora en Biomedicina.
Es también directora del Instituto Iberoamericano de Bioelectrografía Aplicada,
experta en Bioelectrografía GDV y con amplia formación y práctica en terapias
complementarias.
GDV
es un aparato inventado por el físico ruso Korotkov en 1996, que permite enviar
imágenes del campo de energía al ordenador y analizarlas con potentes procesadores.
Ana
María a través de GDV ha logrado obtener imágenes en las que claramente se ve
como la energía sale de una persona y llega a otra al mismo tiempo.
Estas
imágenes resultan impactantes.
Si
existe un mar infinito de conexiones en las que todos estamos vinculados ¿Dónde
queda el límite entre tú y yo?¿existe?
Al
igual que depende de nosotros activar y crear conexiones en nuestro cerebro,
también está en nuestra mano cuidar la red que nos une. Todos somos uno y uno
somos todos.
Ojala
te sirva.
Carmen Hidalgo.
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