El valor está en ti: Los límites de tu mente

Tómate un momento para jugar imaginando.

Hace calor, tienes la boca seca, te apetece un gran helado de cucurucho. Hay una preciosa heladería justo cruzando la calle. Según vas caminando hacia ella, vas pensando de qué sabor lo vas a pedir. Entras y ves todos los sabores que tienen, toda la gama de colores convertidos en helado. Hoy me apetece de limón refrescante, piensas. Según lo pides, visualiza como sobre el cucurucho cayendo suavemente unas gotas. Ya está en tu mano, lámelo.

¿Has tragado saliva?

Tu cuerpo actúa según lo que le dice tu mente, el helado puede estar en tu imaginación pero para ti es real. Si esto puedes hacerlo pensando en un helado ¿hasta donde puedes llegar imaginando lo que quieres?

Tengo el poder de mi mente en mi mano. Tengo la opción de ir en piloto automático y estar dormido en vida o tomar las riendas de mis pensamientos.

Prestar atención, obtener patrones de pensamientos reiterativos, analizar aquellos que no te aportan nada y crear nuevos caminos para tu mente. Una vez que tomas consciencia, tú eliges.

¿Cómo se crean tus pensamientos? Son conexiones neuronales con descargas eléctricas y componentes químicos asociados. Mismos pensamientos, mismas conexiones. Nuestro cerebro tiene plasticidad y podemos crear nuevas conexiones.

Imagina que estás en la cima de una montaña nevada, desde ella te desplazas siempre por los mismos caminos a diferentes partes de la ladera. Vas creando surcos, es fácil bajar por estos caminos ya creados por repetición día a día. Siempre voy a los mismos lugares. Sin embargo, tú decides si te interesa crear un nuevo camino que te descubra un lugar nuevo, y aquel camino que ya no te interese se vuelva a cubrir por la nieve sin que te des ni cuenta. Cuesta trabajo inicial hasta que se ha creado, vía repetición y constancia. ¿Qué vas a ganar?

Mente, cuerpo y emoción forman el ser.