Nuestro
corazón se merece toda nuestra atención.
Como
pensamos, expresamos o sentimos influye de forma directa en la calidad de nuestra
vida y en la de los que nos rodean. Es contagioso.
Un
enfoque de gratitud por lo que tenemos en lugar de un reproche por lo que nos
falta, es nuestra elección. Está en nuestra mano.
Una
pregunta a tiempo puede ayudarnos.
¿Das
gracias por tener a tus hijos, que en ocasiones no te dejan vivir y das todo
con la sensación de no llegar?
¿Das
gracias por tener a tu padre o madre ya mayores y poder decirles o mostrarles
todo lo que les quieres, aunque en ocasiones te saquen de quicio?
¿Das
gracias por tener esperanza en un tratamiento médico aunque no tengas
garantías, pero puedes y quieres luchar?
¿Das
gracias por poder buscar un nuevo trabajo o dedicarte en una nueva fase a tu
pasión, aunque tengas la incertidumbre a tus espaldas?
¿Das
gracias por tener ese trabajo en el que crees que te exprimen y sin embargo
está en tu mano enfocarlo de otra manera?
¿Das
gracias porque en una caída te levantas reforzado?
¿Das
gracias por convertir un golpe de vida en una oportunidad?
La
gratitud mueve montañas. Da gracias cuando te acuestes. Da gracias cuando te
levantes. Y sonríe.
El
mundo está lleno de colores, no es blanco o negro. Según te hables variará la
gama de color. Tú eliges. Tú decides.
Enfócate
en lo que tienes. Donde pones tu atención depende sólo de ti.
Ojala
te sirva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario