Un
dicho popular dice “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, y es una gran
verdad ya que la experiencia enseña de forma constante. Lo único que falla con
el cáncer es que la edad ya no es la que da la experiencia.
Antes
este tipo de enfermedades afectaban más a personas con una cierta edad, sin
embargo, hoy en día no tiene compasión de nadie. Niños, jóvenes, adultos,
ancianos, da igual hombre o mujer, todo vale.
Hemos
llegado a un punto en el que nadie está libre y todos conocemos historias de
primera mano.
Será
la baja calidad de vida, el ritmo con el que nos movemos, la alimentación, lo
que respiramos….
Sea
como sea yo tengo una experiencia para compartir.
He
superado dos cánceres. Esta experiencia te cambia la vida para siempre, ya nada
es igual. Hay un antes y un después.
Afecta
físicamente y psicológicamente.
Aprendes
y reflexionas qué me habría venido bien para superarlo más fácilmente, cómo
podría ayudar a los que pasan por una situación similar.
Cuando
recibes la noticia el primer paso es asimilarlo, tanto tú como tu familia,
amigos y conocidos. Cada uno desde su punto de vista.
De
entrada te niegas a ver la realidad, te preguntas por qué tú, sientes que todo
se desmorona a tus pies. La mirada de los que te quieren cambia, las palabras
no van acordes con las acciones. Es difícil, ya no se sabe cómo hay que tratar
a la persona.
En
muchas ocasiones el enfermo es el que tiene que animar a los que les rodean.
Resulta muy duro.
Se
pasa por las mismas fases de un duelo.
1.
Fase de Negación. Negarse a sí mismo o al entorno la enfermedad.
2.
Fase de Enfado, Indiferencia o Ira: Estado de euforia por no poder evitar lo
que sucede. Se buscan razones.
3.
Fase de Negociación. Se intenta buscar una solución.
4.
Fase de Dolor Emocional. Se experimenta profunda tristeza.
5.
Fase de Aceptación. Se asume.
Para
pasar por estas fases se necesita tiempo, pero el cáncer no espera y la posible
solución que te plantean los médicos tampoco. Por lo tanto, la mezcla de
sentimientos resulta una explosión de colores en el interior, y el negro
acompaña en muchos momentos.
1.- Hablar
sin miedo con alguien con una experiencia similar superada ayuda muchísimo. Ser
franco con lo que te espera, un camino duro pero posible, donde tienes que
poner todo tu ánimo, toda tu fuerza, todos tus sentidos. Tienes que luchar y en
muchas ocasiones vas a estar solo porque la situación supera a los que te
quieren.
El miedo
se hace presente en el día a día. Pero el coraje interior tiene que salir, puro
instinto de supervivencia.
2.-
El equilibrio de tu cuerpo a nivel energético sin duda te da tranquilidad y
fuerza para luchar. El alivio que se consigue es increíble. La técnica de Reiki
(la única aceptada por la OMS) la conocí al final del cáncer y desde ese momento está conmigo, aprendí en
cuanto me fue posible y se la he dado a otras personas con cáncer. Está
comprobado, que si recibes Reiki antes de la quimio los efectos secundarios son
menores y en ocasiones tardan más en aparecer. También ayuda a la
cicatrización.
He
conocido la técnica de coaching y creo que es muy efectiva para conseguir
neutralizar estas emociones. Te haces consciente de ellas y las planteas de una
forma diferente para que no te hagan daño.
De
todo se aprende y hasta lo peor tiene un lado positivo si lo buscas.
Ojala te sirva.
Carmen Hidalgo.